Durante la semana se percibía que serían muchos los melipillanos que llegarían a Viña del Mar, pero la hora del partido conspiró y sólo llegaron cerca de 150 hinchas del caballito.
Producto del fin de semana largo, con día sandwich de por medio, pudimos disponer de unos dias de descanso en la ciudad de Quintero, desde donde fuimos en compañía de nuestro compadres anfitirones al Sausalito.
Buen negocio para el vendedor de café, porque el frío imperante lo hizo “cargar” varias veces para ofrecer su “calentito” café.
Muy bien mantenido se presentaba el estadio Sausalito, con el pasto más verde que nunca y una iluminación de primera.
Resulta curioso ver la cantidad de niños que se dedicaban a jugar sus pichangas al costado de las galerías y del partido “ni se enteraban”.
El marcador electrónico junto al score marcaba la hora, pero despues de señalar las 19:06 indicaba las 19:01, ¿qué pasó aquí? Dijimos varios. Pero se trataba que el led superior estaba quemado y en vez de despeglar un 7 mostraba un 1.
Juvenal Olmos es muy resistido por la hinchada en Viña del Mar y fue duramente enrostrado una vez terminado el primer tiempo, por el pobre desempeño de su escuadra. Es que El Potro le quitó la pelota y los “guata amarilla” sólo corrían tras ella, sin poder encontrarla.
Mal retorno tuvo el “pelado” Daniel Pérez, porque a los pocos minutos había sido “acariciado” por la defensa melipillana y casi al término del primer tiempo, Juvenal Olmos le pidió más entrega y “el ratón” le respondió con un manotazo al aire. Olmos apuró el calentamiento de Cristian Uribe quien ingresó en el segundo tiempo, y del “ratón” nunca más se supo.
Un buen augurio para los melipillanos era que los locales tenían como delanteros a un “pescado” y a un “ratón” mientras que las visitas tenían de arquero a un “gato”. Al final “El Gato”, la figura del partido “se los comió”.
El segundo tiempo de Melipilla fue muy malo, sin tener el balón y sin mostrar reacción. Ni siquiera en anteriores derrotas se había mostrado tan falto de ideas.
Inexplicablemente carabineros no permitió el ingreso del papel picado, de las cuncunas, la bandera y camiseta gigantes de la barra melipillana. Por el contrario “Los del Cerro” hacían sonar sus tronadores y encendía bengalas y fuegos de artificios. Con ésto “los de verde” se comportan como otros hinchas más. Sólo en Melipilla los uniformados son estrictos con la barra local.
Sin su “material de apoyo” la barra melipillana seguía el partido en extremo callada. Mi comadre Teresa, que venía a apoyar desde Quintero gritaba "¿Y dónde están Los Potros?". Y con el marcador adverso mantenía el optimismo, pues le decía a un hincha melipillano “no se preocupe, si igual nos van a salir 2 goles” pero el incrédulo melipillano le ponía cara de “¿y dónde la viste?”. Y sin ser bruja salieron los goles. Punto aparte puedo decir que con mi comadre en la galerá El Potro está invicto.
La soberbía les cobró muy caro a los viñamarinos, porque con el marcador favorable 2 a 0 y luego de la expulsión de De Gregorio por falta a Fernando Martel, el mismo “facha” pidió el cambio. Posteriormente Matías Urbano fingió una falta y también pidio el cambio. La salida de ambos “jugadores sobrados” quien creían que estaba “todo listo”, permitió que El Potro recuperara el balón a minutos del final logrando un heroíco empate.
Producto del fin de semana largo, con día sandwich de por medio, pudimos disponer de unos dias de descanso en la ciudad de Quintero, desde donde fuimos en compañía de nuestro compadres anfitirones al Sausalito.
Buen negocio para el vendedor de café, porque el frío imperante lo hizo “cargar” varias veces para ofrecer su “calentito” café.
Muy bien mantenido se presentaba el estadio Sausalito, con el pasto más verde que nunca y una iluminación de primera.
Resulta curioso ver la cantidad de niños que se dedicaban a jugar sus pichangas al costado de las galerías y del partido “ni se enteraban”.
El marcador electrónico junto al score marcaba la hora, pero despues de señalar las 19:06 indicaba las 19:01, ¿qué pasó aquí? Dijimos varios. Pero se trataba que el led superior estaba quemado y en vez de despeglar un 7 mostraba un 1.
Juvenal Olmos es muy resistido por la hinchada en Viña del Mar y fue duramente enrostrado una vez terminado el primer tiempo, por el pobre desempeño de su escuadra. Es que El Potro le quitó la pelota y los “guata amarilla” sólo corrían tras ella, sin poder encontrarla.
Mal retorno tuvo el “pelado” Daniel Pérez, porque a los pocos minutos había sido “acariciado” por la defensa melipillana y casi al término del primer tiempo, Juvenal Olmos le pidió más entrega y “el ratón” le respondió con un manotazo al aire. Olmos apuró el calentamiento de Cristian Uribe quien ingresó en el segundo tiempo, y del “ratón” nunca más se supo.
Un buen augurio para los melipillanos era que los locales tenían como delanteros a un “pescado” y a un “ratón” mientras que las visitas tenían de arquero a un “gato”. Al final “El Gato”, la figura del partido “se los comió”.
El segundo tiempo de Melipilla fue muy malo, sin tener el balón y sin mostrar reacción. Ni siquiera en anteriores derrotas se había mostrado tan falto de ideas.
Inexplicablemente carabineros no permitió el ingreso del papel picado, de las cuncunas, la bandera y camiseta gigantes de la barra melipillana. Por el contrario “Los del Cerro” hacían sonar sus tronadores y encendía bengalas y fuegos de artificios. Con ésto “los de verde” se comportan como otros hinchas más. Sólo en Melipilla los uniformados son estrictos con la barra local.
Sin su “material de apoyo” la barra melipillana seguía el partido en extremo callada. Mi comadre Teresa, que venía a apoyar desde Quintero gritaba "¿Y dónde están Los Potros?". Y con el marcador adverso mantenía el optimismo, pues le decía a un hincha melipillano “no se preocupe, si igual nos van a salir 2 goles” pero el incrédulo melipillano le ponía cara de “¿y dónde la viste?”. Y sin ser bruja salieron los goles. Punto aparte puedo decir que con mi comadre en la galerá El Potro está invicto.
La soberbía les cobró muy caro a los viñamarinos, porque con el marcador favorable 2 a 0 y luego de la expulsión de De Gregorio por falta a Fernando Martel, el mismo “facha” pidió el cambio. Posteriormente Matías Urbano fingió una falta y también pidio el cambio. La salida de ambos “jugadores sobrados” quien creían que estaba “todo listo”, permitió que El Potro recuperara el balón a minutos del final logrando un heroíco empate.
Cuando los viñamarinos ganaban 2 a 0, algunos de los hinchas locales se acercaban a la reja que nos separaban a "bailarnos" unos pasitos de cueca. Pero el "zapateo" final corrió por parte de los melipillanos. Y como cantan Los Meliadictos: "somos huasos y atorrantes, pero tenemos aguante". Y para los ruleteros les dedicamos el refrán: "el que baila al último baila mejor".
El primer gol melipillano hizo despertar a la hinchada y ésta no paró de alentar hasta terminado el partido. Y como decía mi compadre Pablo con 5 minutos más hubieramos ganado. Queda demostrado que el apoyo de la barra debe ser constante.
Previo al retorno la alegría de los melipillanos era inmensa y todos ya se preparaban para el próximo domingo frente a los rancagüinos. Es de esperar que los dirigentes melipillanos vendan a la visita sólo las entradas que les corresponden y que los carabineros no se crean los dueños del espectáculo y beneficcien a los celeste. En el Roberto Bravo los locales somos Los Potros.
Junto al galope, un saludo de
Juan Carlos
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